Porque, en la separación, se mantiene la fidelidad y la indisolubilidad del matrimonio-sacramento.
- Pueden darse "situaciones en las que la cohabitación matrimonial llega a ser prácticamente imposible por muy variadas razones. En tales casos la Iglesia admite la separación física de los esposos y el final de la cohabitación. Los cónyuges non cesan de ser esposo y esposa ante Dios; no son libres para contraer nuevamente matrimonio con otra persona. En esta difícil situación, la solución mejor sería, si es posible, la reconciliación. La comunidad cristiana está llamada a ayudar a estas personas para que vivan cristianamente su propia situación, en fidelidad al vínculo de su matrimonio que permanece indisoluble" (CIC, 1649).
- También en caso de separación de los cónyuges, éstos, deben siempre proveer oportunamente al debido sustentamiento y educación de los hijos.
- La Iglesia acepta, en algunos casos, la separación, como medio para superar la dificultad de la pareja, y por tanto como modus vivendi provisorio, en vista de una recomposición de la unión conyugal-familiar.